Es increíble la manera en cómo un libro,
ese objeto inanimado puede seguirte a todas partes y manifestarse hasta que por fin nos decidimos a tomarlo.
Desde siempre mi padre me ha inculcado el
hábito de leer, le agradezco ese gasto e inversión que en ocasiones fue inútil
al comprar un libro que jamás leí, pero aún así, jamás desistió, por lo cual le
estoy profundamente agradecido.
En los mercados ambulantes, ferias del
libro, puestos, librerías, nos parábamos a ver los libros y tratar de adivinar
el contenido de tal o cual bonche de hojas con palabras impresas con sólo leer
su titulo.
Ese juego de azar al momento de querer elegir y la presión de no saber ni
estar seguro de que libro realmente convenía comprar y que fuera de nuestro agrado, ya que no tener un gusto
especifico y desconocer de literatura hace esta tarea un poco más difícil.
Al fin de cuentas, Rayuela era protagonista en todas las visitas, me desviaba la mirada, pero la intimidación por su tamaño jamás me permitió tomarlo, aunado a esto los comentarios no tan positivos de personas que fracasaron al leerlo y que lo tachaban de ilegible ya que pensaban que no estaban preparado para leer un libro de tal magnitud.
“La gran sorpresa para mí fue que la gente de mi edad no entendió nada”.
Julio Cortázar
Hoy, después de todas las señales, del ergo, de los encuentros, los prejuicios, miedos y fascinaciones, comencé a leer Rayuela, obra magna de Cortázar, hombre de jazz y blues y sus eternas “y” y “o” que me fascinan y atrapan.
Mi primer encuentro con Rayuela es fascinante ya que al momento de saber que puede ser leído de dos maneras comencé a jugar ese juego que Cortázar nos propóne. Por el momento he decidido leer de manera lineal, muy convencional.
A falta de tener el libro en mi manos y a mi alcance, comencé a leerlo en PDF, no, no es pecado ni es imposible, pero he de confesar que si es incomodo para mi no poder marcar las cosas que me agradan, por lo cual decidí imprimir los primeros 5 capítulos del libro para poder marcarlos por lo que tuve que volver a leerlos, y tuve la oportunidad de volver a disfrutar de ellos.
Hasta hoy, estoy atrapado en la magia, en esa pareja de una persona que es la Maga y Oliveira, esos dos que no están juntos, pero no se dejan.
